De la esperanza a la penumbra

Rafael Zornoza, obispo de C?diz y Ceuta, afirma en el Pr?logo de este libro que «la esperanza es el gran motor de la vida, unida profundamente a la ilusi?n». Esta es la raz?n de ser de esta obra: dejar claro que el hombre agarrado a Dios es capaz de salir adelante, de recuperar fuerzas, de realizar lo imposible. Para ello, el autor refl exiona sobre diversos aspectos de la esperanza: la necesidad de la humildad, la pobreza, la confianza y la oraci?n para abrirse, cultivar, fortalecer y alimentar la esperanza; la visi?n de la esperanza como la respuesta a la angustia y a la soledad del mundo, y la convicci?n de que la esperanza mueve al cristiano a la alegr?a, al compromiso por el Reino y al seguimiento de Jes?s. Propone tambi?n el Adviento como tiempo privilegiado de la esperanza, y a Mar?a como modelo y ejemplo de espera cristiana. Todos los cap?tulos se complementan con preguntas para la reflexi?n personal o comunitaria.

Hay dos significados de la palabra «esperanza», uno es el latino: esperar; y otro es el griego: expandir, por lo que la Luz de la Esperanza es tanto lo que esperas de esta vida, como lo que haces para expandirla como camino de mejora y superaci?n.Janice no es amiga de jerarqu?as, apegos o dependencias, por eso te ofrece, a lo largo y a lo ancho de este libro, liberaci?n, crecimiento, independencia y consciencia de tu ser interno, es decir, Janice Wicka te invita a que seas un ser consciente y responsable de sus virtudes y sus defectos, ?nico e irrepetible, que camina junto a sus hermanos de luz hacia la Verdad por el camino de la Esperanza.

A los treinta a?os de la Constituci?n de 1991, el texto intenta demostrar el paso de la stasis, representada en la vigencia de la Constituci?n de 1886, a la eunomia o tr?nsito a la instauraci?n del Estado Constitucional y con el cruce del umbral de la esperanza para un pa?s como Colombia que intenta caminar derecha por caminos torcidos.

El libro De la falla a la falta plantea un camino inici?tico, un camino de formulaci?n propia. Relaciona dos conceptos en principios separados para el psiquismo humano: la falla, que es en principio el problema que uno viene a resolver a este mundo; la falta, que es el deseo, el prop?sito qu? uno tiene en la vida. El proceso impl?cito, o sea lo que ocurre por debajo de lo consciente mientras uno transita este proceso interior, es un proceso de vaciamiento. ?De qu? se vac?a? De ser lo que otro dice. Este camino impl?cito nos lleva a un estado de iluminaci?n, que es un punto en el espacio tiempo, el cual no se lo puede describir, pues no tiene tiempo ni espacio. Si uno quisiera describirlo, ser?a «es lo qu? no es», es un estado de amor, en d?nde a partir del mismo, uno se crea. Ojal? disfruten la lectura de este libro, y los movilice a aplicar estos conceptos al vivir cotidiano.

Existe una sabidur?a que no se alcanza con el ejercicio de las facultades intelectuales. Un saber que nace de la vida misma y se aposenta en el coraz?n de quien, libre de prejuicios, miedos y complejos, se deja llevar por el rumor de la vida palpitando al ritmo de un coraz?n universal. Un comprender que s?lo llegan a poseer personas expertas en s? mismas, sabiendo auscultar y reconocer el coraz?n de las cosas, de las personas, de la vida misma. El autor nos invita a lo largo de estas p?ginas a que aprendamos a ser humildes siendo humanos, siendo cercanos, siendo naturales, siendo amigos y sobre todo siendo nosotros mismos.

Cuando uno se pone en marcha hacia Santiago de Compostela, al principio la cabeza sigue llena de los problemas de siempre, el coraz?n, de las dudas de siempre, la voluntad de los temores y las ansiedades de siempre, s?lo es un d?a m?s de la serie de los d?as, un d?a como todo los d?as. Pero poco a poco, sin saber c?mo, la cabeza, el coraz?n y la voluntad adquieren otro ritmo, el ritmo tranquilo del caminar, el ritmo de las cosechas, los bosques y los p?jaros y la ?nica preocupaci?n es encontrar los indicadores, las marcas del camino, todo deviene camino. En La polifon?a de la creaci?n. Gram?tica de la vida, he querido ir repintando esas marcas, he intentado que ellas tambi?n cambien nuestro ritmo interior para poder ver y reconocerlas en el camino. A veces se indican con una teor?a cient?fica, a veces con una poes?a, a veces con un planteamiento filos?fico, en cualquier caso s?lo son marcas, y luego, lo que pase al andar es cosa de cada uno, porque pensar no es sino ir haciendo camino. Lo importante es no perder el rumbo.

En estas p?ginas he volcado una porci?n de los escritos que utiliza Sonia a diario para expresar lo que acumula su interior al vivir en la prisi?n que ella misma hizo de su existir. La angustia en sus entra?as, junto al hecho de tener que mostrar al mundo y a sus hijos peque?os siempre una sonrisa; el dolor mortificante por haber perdido su esencia, inmovilizada y adormecida desde peque?a, por ese gran manipulador que es el miedo; miedo a ser ella misma, temor a dejar de sabotearse para pasar un d?a tras otro como quien ojea un peri?dico. Todo la estaba engullendo casi por completo, su alma, la sonrisa y el brillo en su mirar hab?an desaparecido; esas l?grimas atoradas en reserva, sentimientos silenciados, el no saber decir «no»; todo ello lo llevaba en su interior cotidiano que la acorral? y la derrumb? en un foso renegrido y asqueado de callar. Su conformismo la manten?a en esa zona, esa zona que mata y envenena al alma; el querer salir de ella es el mayor desaf?o que deb?a efectuar. Una vida completa, bella, pura y llena de luz; conlleva una misi?n… cumplir esa misi?n no lo har?a si permanec?a dentro de esa zona de confort.

La ense?anza de la ?tica a trav?s Regla de Oro nos invita a pensar desde una nueva perspectiva los desaf?os que enfrentan hoy las escuelas secundarias, instituciones concebidas como selectivas y expulsivas pero que hoy necesitan incluir a todos los j?venes. Lejos de llevarnos a la convivencia arm?nica que imagin? Rousseau, el proyecto de la Modernidad, con su promesa de democracia creciente, nos ha tra?do a un presente donde las desintegraciones se manifiestan en la violencia social y en la interioridad de las personas. Frente a esta crisis, algunos miran con nostalgia un pasado donde los conflictos se resolv?an desde el llamado paradigma punitivista que en apariencia posibilitaba escuelas m?s ordenadas. La autora, en cambio, piensa que la salida es hacia un futuro con m?s y mejor democracia. Y de la mano de Paul Ricoeur y de Silo afirma que un camino es practicar y ense?ar la Regla de Oro: «Trata a los dem?s como quieres que te traten»; un principio que los fil?sofos encuentran, no inventan. A pesar de que algunos ven a esta regla como ingenua -un trivial dicho, al decir de Kant-, en la argumentaci?n expuesta a lo largo del trabajo se mostr? c?mo la obediencia a la Regla de Oro es un camino ?tico que borra la distancia entre la obediencia externa (que caracteriza a la personalidad autoritaria que posibilit? Auschwitz) y la obediencia a lo mejor del s? mismo. Y, desde su experiencia desde adentro de las instituciones y del testimonio que surge de las entrevistas analizadas, la autora nos muestra el potencial que tienen las escuelas secundarias para contribuir a una sociedad m?s democr?tica y m?s justa. Una obra que contribuye a repensar el trabajo para la buena convivencia en las escuelas pero tambi?n en otras organizaciones o instituciones.

En 1917, por el aniversario 400 de la Reforma, Benjamin B. Warfield escribi? este destacado art?culo que apareci? en The Biblical Review que fue publicado por The Biblical Seminary en Nueva York. Aqu? Warfield expuso, como solo ?l podr?a, el verdadero coraz?n de la Reforma. A diferencia de muchos de su tiempo que intentaban encontrar la genialidad y la g?nesis de la Reforma en algo m?s que la teolog?a, Warfield escribi?: "La Reforma consisti? —e insistimos en ello— precisamente en la substituci?n de un grupo de doctrinas teol?gicas por otras. En eso consisti? para Lutero; y eso es lo que, mediante Lutero, ha significado para el mundo cristiano. Para Lutero signific? —debido a calmar su turbada consciencia, y debido al alivio de su profunda convicci?n de pecado— el redescubrir la gran verdad, la m?s grande de las verdades que un hombre pecador puede escuchar, es decir, que la salvaci?n es solamente por la pura gracia de Dios.