Saber estar en silencio es llegar a pertenecerse m?s. Es hacerse m?s consciente y m?s cr?tico de todo, m?s due?o de las palabras, m?s capaz de resistencia ante la palabrer?a vac?a y vaciante, y ante el silencio usado como arma: el silencio hiriente y ninguneador. Hacerse m?s uno mismo. Por eso tiene que ver con la identidad. El silencio as? es fecundo: pues recuperando mi sustancia de mismidad, sustanci?ndose mi 'yosoy' ya no desde fuera sino desde 'la tierra existencial que soy y habito', puedo, por fin, establecer un v?nculo dialogal y nutriente con el t?, con el otro; un v?nculo que no sea dependiente o posesivo, sino atento y receptivo. El silencio receptivo, contemplativo, dialogal, se vuelve ecosistema: un h?bitat cotidiano de equilibrio sustentable de la identidad, el amor y la creatividad. Este libro tiene su 'hermano mellizo' llamado «Te amar? en Silencio» – tu Intimidad como Contemplativo de Dios y Receptivos del hermano". Son parecidos, comparten ADN, se complementan; aunque cada uno tiene su n?cleo propio. En ?ste, se acent?a la consideraci?n del silencio como ecosistema y lugar de identidad personal, si bien siempre aparece su cualidad de 'lugar del escucha del T? divino y el t? humano'. En el otro librito,se profundiza esa cualidad dial?gica que el silencio nutre y permite, y la reflexi?n sobre el Ecosistema que sostiene esta vincularidad, queda mencionada, pero sin ser desarrollada. En ambos, entre cap?tulo y cap?tulo hallar?s intercaladas, como poes?a que nos d? otra perspectiva y otra respiraci?n, algunas letras de canciones que fui componiendo -casi todas, ?ltimamente. Escribo como quien recorre un paisaje: el sagrado lago del alma humana, rodeado de montes, bosques, vibrando con nuestra ?poca…, pero memorando tantas huellas y avizorando perspectivas. Por eso, voy y vengo: si has caminado lugares hermosos, sabes que no se trata de un ?nico trayecto lineal. Sabes que, al subir una altura, cambia tu paisaje, mejora tu perspectiva. Y que, si caminas rodeando el lago, el agua es la misma…, pero ahora puedes ver otro bosque escondido en su lado opuesto, quiz?s de otras especies. Adem?s, cada hora del d?a despierta nuevas tonalidades en las rocas: y as? descubres su composici?n y hasta su relieve. Te invito, entonces, a leer despacio. A parar en cada p?rrafo, sin que sientas que eso es un problema. Es como detenerte a mirar un ?rbol hermoso. Qui?n te dijo que un libro debe ser una prueba de velocidad. ?No ser?n los mismos que te tratan de vender un tour de muchas ciudades en pocas jornadas, quiz?s…? ?O que nos aseguran que para mantener muchos «amigos» basta verles algunas fotos y leer algunas frases que deciden editar? Reaccionemos. Andemos juntos por el coraz?n que se extravi? en la palabrer?a, se reconoce capaz de m?s sentido y solidez, y busca paz. El camino del silencio es el camino hacia ti mismo. Me conmueve percibir la b?squeda de tantas y tantos: una b?squeda de plenitud, de sentido, que no se mide por lo material, ni en vacaciones so?adas, ni por logros, ni excesos, ni escapes. Viajemos juntos sin apuro. Quienes nos hemos alejado de nuestra alma paso a paso, necesitamos volver paso a paso. Dale tiempo a este libro. Fue escrito -como su libro hermano- con tiempo, amor, y memoria de muchos que charlaron conmigo sus pesares y b?squedas. En el centro de ti mismo, te espera un premio; es una gracia de paz, pero no se te dar? sin intentar paso a paso, p?rrafo a p?rrafo, comprender, acallar y dejar atr?s, desand?ndolos, a tus ruidosos, enga?osos laberintos.
