Educar a los topos
Cuando la raz?n se va de vacaciones entonces la vida desnuda y agria se presenta sin invitaci?n alguna, y los hechos adquieren un peso demasiado real. Algo as? me sucedi? durante mi estancia en la escuela hasta mis reci?n rebasados 17 a?os. Una vez entregado y sometido a la instituci?n militar deb? sufrir la espada, el escarnio, el fuete, la expulsi?n del para?so adolescente. Educar a los topos es una novela que se transform? en mito de mi propia vida, en expiaci?n tard?a. Hablamos como humanos, pero nos entendemos como animales. Un pesimista dar?a por cierta esta ?ltima sentencia. No lo creo as?, pues el escritor y los lectores llegan a comprenderse y a conocerse en alg?n extra?o lugar que no est? precisamente en el mapa, sino en la imaginaci?n y en la coincidencia. Los personajes que viven en esta novela no han muerto del todo, ya que nadie podr?a acabar con semejante plaga; ellos son la vida que se retrae sobre s? misma, se sorprende y muerde; o de menos te ensarta un apodo en la frente, un s?mbolo indeleble y quiz?s, tambi?n, un destino. «Durante muchos a?os, la abyecci?n ha sido su tema m?s socorrido, la provocaci?n su principal motor y el underground su ambiente privilegiado. No me refiero ?nicamente a sus relatos y novelas, sino tambi?n a esa personalidad que lo ha convertido en una figura emblem?tica de la Ciudad de M?xico contempor?nea.» Guadalupe Nettel «Una endiablada habilidad para cincelar un universo corrosivo y lacerante.» Ricardo Baixeras
