La historia arranca a partir de un portento de hurac?n que hace naufragar al Petite Jeanne, el carguero en el que viajan. Otoo y el protagonista, el anglosaj?n que cuenta la historia, se salvan asi?ndose de un madero. A partir de ese momento, de vida y muerte, la relaci?n de ambos se afianza. Llegan a intercambiar nombres. El pagano ser? Charley y el blanco Otoo, en una ceremonia muy importante en esas regiones, «que establece entre dos hombres v?nculos m?s estrechos que los de la sangre». A lo largo de diecisiete a?os recorren juntos distintos puertos y efect?an distintos trabajos, incluido el comercio de perlas en Tuamot?. Charley agradece a su amigo esa compa??a: «Yo soy obra suya. De no haber existido ?l, hoy ser?a yo un sobrecargo, un reclutador de negros y un simple recuerdo». «El pagano» es un tributo a esa camarader?a («me atrever?a a decir que nunca hubo algo parecido entre un hombre blanco y uno moreno») que ofrece, al final, mediante el ?ltimo de los sacrificios y con un tibur?n de por medio, un desenlace que para m? cuenta como uno de los m?s logrados en la obra de London.
